La necesidad de la digitalización de las Pymes: un reto y una oportunidad
El pasado mes de septiembre quisimos tratar con vosotros la necesidad de que las Pymes entren más de lleno en el proceso de la digitalización, con vistas a mejorar las ventas, la productividad y los beneficios, y os dimos algunas claves que consideramos útiles para afrontar este fenómeno. Entre esos consejos hablábamos de aspectos relacionados con la movilidad, la internacionalización, o la seguridad, entre otros.
Esta necesidad vuelve a ser noticia estos días tras la Jornada realizada el pasado 2 de octubre en Madrid llamada “Digitalización de la Pyme: ¿Por dónde empezar?” y que organizaron Orange y la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme), donde se arrojó un contundente titular: la digitalización de las pymes podría implicar un aumento del 5% del PIB español.
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Como se comentó en la citada Jornada, la digitalización es un proceso imparable, y no una opción, a pesar de que hay mucho trabajo previo por hacer (lo cual está en línea con lo que os comentamos en el artículo que nombrábamos al principio). El Director de Marketing de Orange, Andrés Posada, anunciaba una iniciativa, “Sé + Digital”, impulsada por la propia empresa de telecomunicaciones, junto con EOI, para los socios de Cepyme, que implicará una formación gratuita.
Pero esta no es la primera de las iniciativas que se han puesto en marcha, lo cual nos da una idea aproximada de la importancia que se le está dando desde diferentes instituciones a este proceso. La Cámara de Comercio de España, a principios de este año, impulsó la Estrategia “España Empresa Digital”, que incluía 50 medidas para fomentar la transformación digital de estas organizaciones, además de crear el microsite empresa empresadigital.camara.es con recursos de ayuda orientado a las Pyme; por otra parte, dentro de la misma iniciativa, se están celebrando diversas Jornada bajo el título de “La digitalización como palanca de competitividad de la Pyme”, que ha arrojado interesantes conclusiones hasta el día de hoy, como por ejemplo, el convencimiento por parte de los protagonistas de la necesidad de la transformación, pero que no se está viendo como un elemento suficientemente urgente y, por tanto, se están dejando perder grandes oportunidades.
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¿Por qué nos parece tan inalcanzable este proceso a estas alturas? ¿Existe una aversión a lo digital? ¿O, simplemente, nos falta tener un acceso más sencillo a los servicios especializados y una idea clara de su coste económico y de recursos, así como sobre las ventajas que puede reportarnos? Probablemente, la respuesta sea la segunda opción.
Para las pequeñas empresas, el hecho de sacar partido de la tecnología no es algo nuevo, se ha ido descubriendo e implantando progresivamente, con especial velocidad en los últimos 25 años: el mail, los móviles, internet, las redes sociales…. Pero es bien cierto que el ritmo presente de actualización tecnológica se ha acelerado, con lo que resulta difícil para empresas tradicionales poder seguir la pista y sacar todo el jugo a las novedades que podrían facilitarnos mucho la vida. Pero las ventajas que conllevan hacen que el esfuerzo acabe valiendo la pena, como lo ha sido históricamente.
Los empresarios de Pymes o los autónomos no vamos, probablemente, a tener que enfrentarnos a grandes retos de innovación tecnológica, como los que tuvieron ante sí los casinos de las Vegas como cuando Inge Telnaes les propuso modernizar sus máquinas, permitiéndolas funcionar de forma digital; pero cada cual en su sector y en su tamaño seguro que puede reconocer un aspecto del pasado reciente en el que las nuevas tecnologías le han representado un cambio de paradigma en su actividad y una transformación (a mejor, claro).
En un contexto donde se habla de una desaceleración económica y con los retos de las guerras comerciales y el Brexit, la posibilidad de aumentar las ventas y optimizar los recursos (disminuyendo, así, los costes), implica una apuesta que debemos llevar a cabo. Sí, como nos están diciendo, la digitalización no es una opción, es un proceso imparable, pero también una gran oportunidad.
